EL PROFESOR CREATIVO
Aunque en múltiples ocasiones decimos que la creatividad debe formar parte, indiscutiblemente, del aula, no debemos olvidar la importancia de ser un profesor creativo. Esto se debe a que la creatividad puede empezar en el propio docente, al emplear técnicas y estrategias didácticas adecuadas para implicar y motivar a los alumnos en la actividad de aprendizaje, dentro y fuera del aula
Los profesores han de ser flexibles, capaces de enfrentarse constructivamente con hechos imprevistos, con cambios de última hora en programas y planes, y con nuevas situaciones que se originan en las actividades de sus alumnos. Deben ser espontáneos, capaces de reaccionar rápidamente y con confianza ante los acontecimientos.
De este modo, el proceso de aprender creativamente conlleva la implicación personal del docente, así como la curiosidad y el deseo de seguir aprendiendo. Por ello, el perfil del buen profesor debe incluir, en otras actitudes, la disposición a aprender, de forma creativa, de sus propios errores, de querer transmitir de manera original y única los diferentes conocimientos y, sobre todo, de convertir la enseñanza-aprendizaje con sus alumnos en un proceso mutuo.
Por ello, la creatividad resulta tremendamente útil, tanto para el ejercicio profesional como para la construcción de la propia personalidad.