Nuestros chicos y los móviles
Para vosotros, los papás, el tema del uso de las nuevas tecnologías y, en concreto, de los móviles es un tema inquietante. A menudo, nos preguntamos dónde está la diferencia entre el uso y el abuso, a qué edad deberían tener móvil, los límites de uso incluso la detección de la adicción.
El mayor de los problemas es dónde poner ese límite:
Se ha comprobado que el uso de redes sociales, por ejemplo, libera neutrotransmisores asociados con el placer cerebral, como la dopamina, es decir, el cerebro se acostumbra a esa sensación de bienestar y pone en marcha de nuevo el circuito para repetir la acción y obtener el mismo placer otra vez.
Los expertos acuerdan que la adicción se alcanza cuando estas tecnologías se interfieren con las actividades de la vida diaria. Un detonante común es un castigo: cuando se les prohíbe usarlas y tienen una reacción desajustada al quedarse sin ellas. Estos son síntomas de dependencia, un paso más allá del abuso.
Y todo esto ocurre porque no se piensa que el mandar un mensaje (lo que se acaba convirtiendo en cientos diarios) no puede hacer daño a nadie. Desde que se levantan, ya tienen el aparato disponible y mandan mensajes sin esfuerzo e inmediatamente, obteniendo una respuesta instantánea en la mayoría de los casos.
Para ello, lo mejor es establecer unas pautas de uso para poder controlar:
- Retrasar lo máximo posible el momento de acceder al móvil para darles más tiempo a que su cerebro madure y adquiera más capacidad crítica, además de la de autorregularse.
- Poner un límite de horario por la noche, en clase, en momentos en los que se interaccione con la familia (comidas, conversaciones,…). También es importante apartarlo en los momentos de estudio y de deberes para mejorar la concentración.
- En relación con la anterior, mantener un ambiente agradable y dialogante en casa también ayuda a no utilizar cualquier momento para hacer uso del móvil.
- También es preferible que el móvil se utilice en lugares públicos de la casa.
- Hacerse cargo, o al menos ser consciente del gasto que supone el teléfono para responsabilizarse de él y su uso.
- Apagar el móvil durante los necesarios momentos de interacción familiar (juegos, conversaciones, comidas, estudio, etc.)
- Negociar el tiempo de uso del aparato y limitarlo como consecuencia de malos actos o malas calificaciones.
- Buscar otras actividades para, indirectamente, cambiar el ambiente en el que se desenvuelven para no necesitar y ni siquiera tener en mente el teléfono.
Además de todo esto, es conocido que los hijos acaban imitando nuestras conductas, así que es importante dar ejemplo (todos debemos cumplir las pautas para hacer un mejor uso de él).
Aun así, no podemos olvidar las ventajas que tienen estos avances en nuestras vidas, desde la comunicación inmediata con la familia y con el colegio, hasta la mejora de habilidades sociales, así como la gran enciclopedia que tenemos en Internet para consultar información, estudiar y aprender. Todo con un uso moderado y adecuado.
Etiqueta:apoyo escolar, recursos educativos, refuerzo escolar