LA FAMILIA COMO FACTOR PROTECTOR ANTES LAS DIFICULTADES
Desde etapas muy tempranas, los diferentes contextos en los que vivimos determinan en gran medida nuestro desarrollo. El ambiente familiar es uno de los contextos que ejercen mayor influencia a la hora de contribuir de forma positiva al desarrollo o por el contrario, también puede constituir un riesgo para el menor.
La familia es entendida como un sistema de relaciones basadas en la reciprocidad y cuidado entre sus miembros. Un entorno familiar positivo donde se fomente el afecto y la confianza, contribuye a que los más pequeños desarrollen estrategias y habilidades que les ayudarán a la hora de enfrentarse a situaciones estresantes y se sentirán más capaces y seguros al afrontarlas.
Además, uno de los factores que influyen en el desarrollo de las distintas competencias personales, sociales y afectivas que el menor va adquiriendo a medida que va creciendo es el estilo educativo o los pautas de crianza de los progenitores. Un ambiente familiar donde el estilo educativo de los padres se caracterice por escasas muestras de afecto, un control rígido del comportamiento y bajos niveles de comunicación se traducirá en un desarrollo desadaptativo del menor.
Por tanto, es importante que la familia sea un contexto desde el cual potenciar las capacidades de los niños y niñas, fomentando así un desarrollo positivo a nivel individual y social.